La muerte va con sus maletas
y ya se va de vacaciones.
Dice mientras cierra las puertas:
“a ver quién llena los panteones”.
Con sonrisa de oreja a oreja
se siente huésped especial
cuando llega a la recepción
de su más querido hostal.
Entra al brunch bien contenta,
y saca de onda a los visitantes,
pero tranquila comenta
“de vacaciones, no te espantes”.
Ya nadando en la piscina
ya echada tomando el sol
por la noche muy catrina
y en una mano el jaibol.
No cabe duda, la muerte
re bien que sabe vivir,
en vacaciones se divierte
y en días no vi a nadie morir.