Estoy con Poe en un encuentro
en cantina de mal porvenir
y me sale con el cuento
de que le teme a morir.
No le teme a la resaca
sólo le teme a ese instante,
si supiera quién es la flaca
que tiene sentada delante.
Que cuervos y gatos negros
inundan sus escritos,
pero ni siquera se atreve
a verme de frente sin gritos.
Me lo llevo ya cansado
ya le llegó su hora.
Ahí les deja su legado,
a ver si así se le añora.